Todas las drogas afectan a la salud de las personas y su desarrollo
personal. Sin embargo, este dato se potencia aún más en el caso de los jóvenes,
puesto que cada vez que se recurre a las drogas como muleta para disfrutar de
la vida o enfrentarse a sus exigencias, se está limitando la oportunidad de
demostrar y desarrollar los recursos y las capacidades propias.
El consumo de drogas induce, por otra parte, a comportamientos
“descontrolados" que se llevan a cabo bajo los efectos de las drogas,
conductas, en muchos casos, en las que no se miden los riesgos, ni las
consecuencias de lo que se está haciendo.
Un riesgo de las drogas -quizá el más importante- es su capacidad de crear
dependencia. Todas las drogas presentan esta característica, aunque se afirma
que algunas drogas no generan dependencia física (cannabis, alucinógenos,
éxtasis,...), éste es un asunto controvertido. En lo que sí hay unanimidad es
en la capacidad de las drogas para provocar dependencia psicológica emocional.
Si bien es cierto que la facilidad para que se cree una dependencia física
depende de muchos factores, también lo es que no hay ninguna persona tan segura
que pueda afirmar que controla plenamente los riesgos de hacerse dependiente.
Además, muchas de las drogas que se encuentran en el mercado ilegal están
con frecuencia sometidas a procesos de adulteración. En estos casos, el posible
consumidor no sabe qué es lo que está tomando y, por lo tanto, se sitúa ante
unos imprevisibles riesgos añadidos.
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