jueves, 10 de mayo de 2018

HABITACIONES DE LA DROGA


El mejor ejemplo para explicar qué son esas "habitaciones" es el Birkenstube, una de las dos “zonas de consumo libre” de Berlín, allí los adictos pueden inyectarse o fumar estupefacientes en un ambiente aséptico, con jeringas limpias y bajo la supervisión de asistentes sociales y personal médico. Un lugar de asistencia primaria. La policía no puede acceder.

Los “clientes” deben darse de alta, pero sus datos quedan anónimos. Se ofrecen duchas, comida caliente a dos euros, café a 30 céntimos y fruta gratis. Con instrumentos como este Alemania ha contenido el problema de la heroína desde los años noventa. En total hay 24 lugares como este en todo el país.


La puerta del Birkenstube se abre a las diez y media de la mañana. A partir de esta hora los clientes llegan sin pausa. Hasta el cierre, a las 16.00, se turnarán unas cuarenta personas. Algunas se dejan entrevistar, explican sus historias y se prestan para retratos. Otras piden el anonimato. Otras rechazan hablar. “El tipo de cliente es extremamente variado. Hay personas de entre 18 y 65 años. En el Birkenstube, una jeringa cuesta cincuenta céntimos, pero al cambio de una usada se recibe otra nueva gratis.


A continuación podemos visualizar un ejemplo de otra habitación, esta vez en Copenhague (Dinamarca). Los adictos que las usan toman sus dosis en cubículos individuales repartidos a lo largo de un impecable banco metálico. Llegan con su propia droga.









En España no nos consta de la existencia de estas zonas de consumo libre.


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