Los indígenas esnifan el polvo de una semilla leguminosa, el
'yopo', una sustancia alucinógena que les apremia a recrear sus tradiciones más
violentas. Es un árbol perenne natural del Caribe y Sudamérica. Se utiliza en
rituales y como planta medicinal. Las habas negras de las vainas de estos
árboles se tuestan y se majan en un mortero con cal, las cenizas o las cáscaras
calcinadas para hacer un rapé psicodélico llamado yopo. El yopo se inhala por
la nariz mediante inhaladores de cerámica o cañas de bambú en ceremonias
religiosas de los aborígenes del Caribe. Se presentan síntomas de
incoordinación motriz y, a menudo, se perciben los objetos engrosados
(macropsia).
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